El tratamiento osteopático es, sobre todo en bebés y niños, altamente efectivo y en el que la prevención alcanza su máxima expresión.  Trabajando en la infancia se pueden prevenir problemas que en la edad adulta tienen difícil solución, como por ejemplo, una pobre alineación en las piernas.

Existen muchos motivos de consulta en la infancia, los más comunes son trastornos del sueño, deformidades craneales, tortícolis congénitas y dificultades con la lactancia. También son muy frecuentes los problemas digestivos, como los cólicos, reflujo y estreñimiento; y los problemas respiratorios como bronquitis, sinusitis, otitis y asma. En un parto difícil, un bebé puede sufrir tensiones; el tratamiento osteopático permite restablecer el equilibrio y reducir o eliminar estas tensiones.

En niños y niñas en edad escolar, tratamos habitualmente infecciones repetitivas respiratorias y otitis. También es frecuente intervenir por malas posturas, y dolor de espalda debido a mochilas sobrecargadas y esfuerzos de crecimiento. Podemos supervisar y favorecer una correcta alineación de la columna y de la oclusión, aliviar los efectos de traumatismos por caídas jugando o haciendo deporte y problemas visuales y del aprendizaje.

Los tratamientos se llevan a cabo en colaboración con otros profesionales de la salud como pediatras, logopedas, podólogos, optometristas, odontólogos, ortodoncistas y psicólogos.

Los osteópatas utilizamos siempre técnicas de movilización suaves, seguras y efectivas. Aplicamos presiones suaves y específicas en los diferentes lugares del cuerpo que lo necesitan para relajar las tensiones y potenciar la habilidad inherente del cuerpo para recuperar su equilibrio.